lunes, 5 de diciembre de 2011

Cambio en la dirigencia nacional del PRI

Quizá con cierto retraso, se produjo  finalmente el cambio en la dirigencia nacional del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Y digo retraso porque, desde que estalló el problema de la deuda en el estado de Coahuila, Moreira fue blanco de acusaciones muy diversas que no logró aclarar, y que produjeron una generalizada ola de cuestionamientos, no sólo a su persona,  sino al partido y al candidato a la presidencia de la república, Enrique Peña Nieto. 

Lo habrá de sustituir un político experimentado: Pedro Joaquín Coldwell, actualmente senador por su estado natal, Quintana Roo, del que fue gobernador.  La noticia importa, no sólo por tratarse del partido de más larga experiencia en la historia política del país, sino porque es parte de los eventos que nutren la sucesión presidencial. El cambio se produce sin aspavientos y sin visibles fricciones internas. La persecución, sin embargo, no cesará. Aparte del cansado discurso  de los 70 años de gobiernos priistas que, según el PAN, lastimaron a México, no hay en la escena otro escándalo que se pueda utilizar para minar la enorme diferencia que el candidato del PRI  lleva a sus contendientes. Sin embargo, la andanada de ataques será menor, sobre todo después de que Cordero, su principal artífice, decline la candidatura del PAN; a menos que se insista en imponerlo contra viento y marea. En sus declaraciones a la prensa, Enrique Peña fue induciendo la decisión. Se le acusó de ser él quien impuso al ex gobernador de Coahuila en la dirigencia partidista, y fue él quien  inclinó su renuncia. El candidato priista le cede al PAN un triunfo, para ganarle lo más importante en julio próximo. Actúa con sensibilidad política, como también lo hace cuando defiende al presidente de la república en relación a la improcedente denuncia de que fue objeto el titular del Ejecutivo en la Corte Internacional de La Haya. Una de cal por otra de arena.

Nuevos aires pues soplan en Insurgentes Norte. Es probable que Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán, quede en la secretaría general. Quizá el impedimento sea el equilibrio regional. Moreira y Cristina Díaz son norteños: uno de Coahuila, la otra de Nuevo León. ¿La fórmula ahora sería del sudeste? Sin restarle méritos a nadie, lo conveniente sería una combinación geográfica mejor. La permanencia  de Díaz y Joaquín- por cierto, es apellido- vincularía al norte con el sureste. Y hablando del sureste y  del PRI, con la benevolencia del lector, Rafael Rodríguez Barrera, ex presidente nacional de ese partido, ex gobernador de Campeche,  ex embajador de México en Israel, ex secretario de la Reforma Agraria  y ex coordinador de su grupo parlamentario cuando fue diputado federal, falleció el sábado pasado.  Quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo, pudimos apreciar una de esas escasas virtudes entre los políticos: la sencillez. Excelente orador, buen amigo, eficaz operador y negociador, buen maestro. Descanse en paz. Ahora vienen otras definiciones, especialmente las de quienes conformen las listas de diputados y senadores a la próxima legislatura y las de candidatos al gobierno de las entidades que tienen procesos convergentes, entre las cuales está la nuestra, en la que la competencia arrecia hasta con prácticas por demás sofisticadas, como la de ese programa de noticias que incluye un comentario editorial de escasos dos minutos, pero que se promueve en inserciones pagadas en los diarios y en espectaculares como si se tratara del viejo  noticiero de 24 horas. Qué cosas se ven hoy en día. 

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