Estaba iniciando el sábado esta columna, cuando de pronto sentí el temblor, tema que de inmediato se convirtió en un trending topic en Twitter, esas palabras que como otras van dándole en la torre a nuestro lenguaje. Me metí a Google, una más, para ver qué se decía de los trending topic.
“Un trending topic en Twitter no es más que como llamamos a las palabras más significativas que se están usando en esta herramienta en un momento determinado.
“Un trending topic en Twitter no es más que como llamamos a las palabras más significativas que se están usando en esta herramienta en un momento determinado.
Estas palabras conforman un top 10 que aparece en las búsquedas de Twitter, y es una pista sobre lo que en ese momento más se está conversando”. En otra definición se dice que un trending también se les llama TT, “no es realmente una cosa importante o relevante, más que en el momento que se produce. El cálculo de las mismas es un algoritmo no publicado, pero se sabe que contempla diferentes parámetros, como número de usuarios que lo escriben y en cuanto tiempo”, así pues, 10 palabras que muestran una radiografía somera de lo que acontece en la nación, cuando un tema prende y se generaliza, todo el mundo lo comenta, trátese de la selección nacional, de Ninel Conde, o del traspié de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro. Sabemos que sólo 3 de cada 10 mexicanos tienen acceso a internet, y suponiendo que uno de esos tres está en las redes sociales, es decir Facebook o Twitter, estaríamos hablando de una minoría, pero que puede ser una muestra significativa de la opinión nacional. Esa comunicación es útil cuando la referimos a desastres naturales, como el temblor que antecedió a estas líneas, pero banal cuando se refiere a temas de otra naturaleza. Sirve sí al desahogo, la catarsis, la broma fácil, el humor fino incluso, pero está lejos de de convertirse en un espacio de debate y de reflexión. Se desaprovecha la oportunidad de hacer algo diferente, de proponer otras perspectivas.
A lo mejor no se puede. Tuitiamos, o como se diga, y en sólo 140 caracteres se va imponiendo el tema de moda. Ya ni siquiera se puede contar un chiste en una reunión, porque ya todos lo conocen a través de las redes y lo festejaron en silencio en la soledad.
¿Cuánto tiempo dura un tema en la opinión pública? Muy poco. Eventos van y eventos vienen con una pasmosa velocidad. Estábamos en el incendio del casino de Monterrey, y de pronto pasamos al de la deuda de Coahuila; después nos trasladamos a los panamericanos y a los parapanamericanos retomando el orgullo nacional, recuperando algo de autoestima nacional y viene la lección de Michoacán y las acusaciones de que hubo infiltración del crimen organizado queriendo delegar la responsabilidad de manera irresponsable, si la hubo, en un partido cuando el tema o la preocupación debiera ser de todos. Ahora el tema que nos mantiene embelesados es el de los libros, curiosamente, en una sociedad que lee poco, muy poco. Los lectores y no lectores se desahogaron, lo que no está mal, pero el fenómeno también es un reflejo de que como colectividad no abordamos los temas de fondo y de cómo nos evadimos. Es de festejar la creatividad y la rapidez con la que se generaron chistes, bromas, dibujos alusivos y burlas a los que incurrieron, que fueron varios, en los equívocos al más puro estilo foxiano. Ese trending topic pasara para dar lugar a otros, en esta época muy ligados a la política. Entretanto, por mera curiosidad, tengamos presentes algunas cifras que dan muestra de los tiempos acelerados que vivimos y de cómo la tecnología está cambiando nuestras vidas: el récord de tuiteos por día es de 1.900.000; el récord de usuarios únicos por día es 631.737; el registro más alto de usuarios on-line por hora es de 48.2334; el número más alto de tuiteos por hora es de 83.394, y de tuiteos por minutos 1350; el récord de trendings, en 24 horas, que alcanzan ese top 10 es de 89 006, y el tiempo medio de vida de un trending es de 11 minutos, aunque muchos no alcanzan los 5 minutos en el top. Y perdón por todos los anglicismos.
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